La jugadora navarra clave en el empate ante Estados Unidos que permite retener el título al equipo europeo por tercer año consecutivo.

Ni el mejor guionista de Hollywood hubiera podido plasmar un libreto como el que protagonizaron en el escenario de Finca Cortesín los equipos de golf femeninos de Europa y Estados Unidos en la Solheim Cup 2023.

La historia comenzó bajo la apariencia de un western, un “Duelo en OK Corral”, donde Europa, a la imagen de Doc Hollyday y Wyatt Earp, pugnaban aplacar los ánimos de su enemigo y sumar su tercer triunfo consecutivo en el torneo, un récord de victorias jamás alcanzada hasta la fecha por la escuadra del viejo continente.

Mientras tanto, las “pérfidas» estadounidenses se enfundaron los pertrechos y se metieron en la piel de los Hermanos Clanton para arrebatar el preciado tesoro y volver a llevarlo al otro lado del charco.

Y en estas primeras jornadas, con una docena de choques individuales en juego, la balacera fue descomunal con idas y venidas, vueltas y revueltas, que propiciaban alternativas en el luminoso cada “dos por tres”.

Ora la ventaja sonreía al “Tío Sam”, ora la superioridad se decantaba por la belleza de la dulce Princesa Europa…

De esta guisa se llegó a la jornada final, donde el fiel de la balanza apuntaba a la bandera de barras y estrellas con 13 puntos a favor de los Estados Unidos por los 12 de la anfitriona Europa y con tan sólo tres partidos por jugar.

El combinado capitaneado por la noruega Suzann Pettersen apenas disponía de tres balas en la recámara para afrontar esta desventaja: la sueca Maja Stark, la danesa Emily Pedersen y la navarra Carlota Ciganda Machiñena.

El primer proyectil no logró el objetivo deseado pues Pedersen no pudo superar el gran talento de la golfista de Coral Springs, Lexi Thompson, que colocaba a las estadounidenses a un paso de la gloria (14/12)

Pero lo que hasta ahora habíamos catalogado como una “película del oeste”, cambió radicalmente de registro para tomar la apariencia de lo que en realidad se estaba viviendo sobre el sagrado tapiz malagueño: una emocionante cinta de deportes que recordaba mucho a aquella que podía obedecer a esta sinopsis:

“1943, tiempos de beligerancia para las huestes norteamericanas. Todo estaba supeditado al conflicto bélico, incluso el buque insignia del deporte nacional pues, mientras los hombres estaban en la guerra, el béisbol estuvo a punto de desaparecer. Entonces se formó una liga femenina que intentó “mantener la llama encendida” y captar la atención del público”.

El cinéfilo medio ya habrá adivinado que el film al que nos referimos es “Ellas dan el golpe”…

Y eso es precisamente lo que ocurrió sobre el pasto natural de Finca Cortesín pues Maja “Mae Mordabito” Stark se impuso a la hawaiana Allisen Corpuz, para colocar el 13 a 14 que dejaba todo en manos de Carlota “Dottie Hinson” Ciganda en la idea de alcanzar el empate a 14 y retener el trofeo a este lado del Atlántico.

Y la golfista de Larraintzar lo tuvo claro. Sabía que estaba ante uno de esos “caramelos” que la vida te ofrece de vez en cuando y que es imposible rechazar. Carlota le quitó con mimo el celofán de la envoltura y lo saboreó con fruición, incluso en los momentos en que la medalla de oro olímpica y segunda en el ranking mundial, Nelly Korda, intentaba amargarle la fiesta.

El talento de “Xarlot” emergió como el Geiser Strokkur en el valle islandés de Haukadalur para impulsar al firmamento gotas de su descomunal calidad.

Gotas como el putt para embocar en el hoyo 16 o el golpe de salida del hoyo 17, que dejó la bola a una cuarta de la bandera, dando al equipo europeo y a la entregada afición española un regalo muy difícil de olvidar.

Un año más, la Solheim Cup dormirá al suave arrullo de los compases de la Oda a la Alegría de Ludwig Van Beethoven y tendrá un placentero sueño que durará hasta septiembre del próximo año, cuando viajará a la localidad virginiana de Gainesville para volver a ponerse en juego… pero, como diría el bigotudo camarero de “Irma la dulce”: “… esa es otra historia…”

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